Saturday, February 1, 2014

Manifesto

Edad media, clase media, vida media.

PhDlandia es un mundo dolorosamente medio: uno no es doctor ni es estudiante en el cómodo y clásico sentido del término; uno enseña en la universidad pero no es profesor; uno escribe y escribe y escribe pero no es escritor; uno publica pero no es autor. PhDlandia es ese punto en el que la gente al rededor de uno se está reproduciendo (y uno se sigue resistiendo), en el que se puede ver en perspectiva y comparar la vida propia y la de los viejos colegas y apreciar que uno sigue en un medio bien cómodo: unos han hecho mejores vidas (i.e. los que ganan el doble por la mitad del esfuerzo) y otros peores vidas (i.e. los que siguen en la dinámica del resentimiento ganando la mitad por el doble del esfuerzo). PhDlandia es el punto en el que uno sigue putamente confundido pero donde a la vez se entiende que la adolescencia ya pasó (hace años) y que hay que abordar la confusión desde otro lado que no sea la pataleta y la queja constantes sino desde una perspectiva más aterrizada, más sofisticada: desde la serenidad de la adultez incipiente que son los late twenties or early thirties or these thirties that are the new twenties or vice versa. Claro, eso implica cierto recato: no pavonearse de la madurez que no ha llegado (“madurar es...” chillan los más culicagados) ni volverse un insufrible con actitud parrandera forever 21 de la juventud que ya pasó.

En el mundo medio que es PhDlandia sobresalir es una de las grandes metas (ser profesor de Tal University, ser publicado en Tal Journal, en Tal University Press, ser invitado a Tal Congress, ser Keynote Speaker) pero también se aprende que en el corporativismo académico del siglo XXI ser un Rock Star es una utopía lograda por unos muy pocos en el siglo pasado –y no por falta de talentos out there, sino por falta de guita in here. Y mientras se puede terminar una tesis no tan original (porque todo es paródico) y obtener un trabajo no tan prestigioso (tenure-tracks, where are you?), mientras se puede publicar lo debido y tal vez un poco más, mientras se hace el requerido e insufrible networking face to face en congresos o linkedin to linkedin con invitaciones to join my network, mientras pasan los días y las noches escribiendo la interminable tesis doctoral, uno sigue luchando en contra del anonimato aún teniendo nombre propio: dos a falta de uno María Fulanita de X y Tal.

En el mundo medio que es PhDlandia sobrevivir es la gran meta. Sobrevivir a las múltiples clases que se toman semestralmente, las clases que se enseñan, los culicagados que las toman, el Master's exam, las listas doctorales, el PhD exam, el proyecto de disertación, los advisors, los viajes, las clavadas estudiando en el más absoluto enclaustramiento. Sobrevivir el anonimato en un mundo que, reprofesionalizado y reperformativo, lo condena –paradoja de esta reducidísima “élite” intelectual. Iniciando el segundo capítulo de mi tesis doctoral voy a sobrevivir de la mejor forma posible: escribiendo sobre la supervivencia académica. Y seguro cuando todo termine seguiré en el más indigno de los anonimatos pero como buena clasemediera en PhDlandia (que está llena de sujetos como yo) fortaleceré ese optimismo mórbido del que tiene fe en que la educación va a conseguirle un trabajo digno que lo mantenga en su mundo, clase y vida medias.

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