Saturday, February 15, 2014

TeleVidente

O estrategia para no abandonar el PhD sin salir de casa

Hay dos formas de sobrevivir a un doctorado: haciendo actividades en extremo relajantes outdoors o indoors. Como no soporto el calor ni la exotización de lo marginal, me perdí de rumbas, picnics, tours a plantaciones, caminatas, asados, festivales, ferias, mierdi gras, y un largo etcétera, cuando vivía en Nueva Orleans. Desarrollé, en cambio, una habilidad para encontrar actividades en extremo relajantes indoors. En verdad comencé a encontrar relajación en cualquier tipo de actividad que no fuera leer o escribir críticamente sobre lo leído o calificar el español asesino de los culicagados de hoy en día. Así, limpiar mi apartamento, cambiar el lugar de los muebles, cocinar, lavar trastes, doblar ropa, desayunar, almorzar, o en su defecto cenar, revisar feisbuk, tuiter y el email ochenta veces al día, leer varios periódicos online, blogs de tooodo tipo, hablar con la familia por skype, hacerme la uñas, pintarme el pelo (dejé esa maña, me reformé), pintar cuadros, tejer, comprar carajadas online, se convirtieron en las actividades más esperadas del día, de la semana, del mes. Eran mi panacea de la distensión, mi opio, mi pan, mi circo.

Como no todo podía ser diversión, completaba mis jornadas recreacionales con cantidades (des)mesuradas de televisión. Esto porque, como no tenía televisor y “prestaba” el internet del vecino (que a veces no funcionaba) veía televisión cada vez que podía en el compu –o sea, veía cuanta televisión me pudiera meter cada vez que el internet en buen funcionamiento y mi tiempo libre coincidían. Poder no es saber sino aprovechar, digo yo. Cuando no podía ver televisión realizaba todas las otras actividades de sanidad mental ya arriba mencionadas. Sin mi Netflix y sin el HBOGO de mi suegro adorado (ahora tenemos cable con HBO incluido, nos reformamos) no hubiera podido sobrevivir las cinco clases que tomé semestralmente durante los dos primeros años, el Master exam, las listas doctorales, el PhD exam, el proyecto de disertación, los advisors, las clases de español que enseñaba, los engendros, su español asesino, los viajes a Chicago cada mes a ver a mi chico.

Hasta hoy, que sigo con mi rutina recreacional mientras escribo la tesis doctoral (uf, poeta), he visto de todo: películas de diversos géneros y procedencias, series, comedias, cartoons, telenovelas (una gringa, dos colombianas, tres argentinas –son mis favoritas, especialmente si por ahí aparece Mike Amigorena), documentales, trilogías. Pero sobre todo, he visto series gringas (o casi gringas). Algunas las he visto completas o hasta donde las han sacado: Weeds, Sex and the City (my absolutely dark and shameful side), Freaks and Geeks (yes, with Mr Franco and with Mr Draper's latest lover), How I Met Your Mother, Boardwalk Empire, Bored to Dead, Girls (Bitches would be a more suitable name), Bomb Girls (Canadian), New Girl (with the most hipster actress in Hollywood), American Dad, Family GuyVeep, The Fall (Northern Irish con la divina Gillian Anderson), Mad Men (needless to say why), 30 Rock, Curb your Enthusiasm, Orange is the New Black, Sherlock, True Detective, House of Cards. Otras las dejé de ver: Glee (just unbearable), The Wonder Years, The Office, Parks and Recreation, Revenge, Breaking Bad (shame on me), The Borgias, Downton Abbey (British and so paternalistic that it's insulting), The Twilight Zone, Alfred Hitchcock Presents, Twin Peaks, Portlandia, In Treatment (es menos tenaz estar en terapia psicoanalítica hard-core que ver esta serie). En estos años no he visto Reality shows.

El balance del poco tiempo libre que he tenido en estos tres años y medio de estudios graduados no es lo bien que lo he aprovechado viendo televisión, ni lo poco criteriosa que soy a la hora de ver series (o películas, que seguro serán mencionadas en futuros posts), no. El balance, haciendo una aplicación pragmática y seria de toda la indumentaria crítica con la que me han entrenado por estos lados, es que hay series buenas y malas. Que hay más series malas que buenas. Que saber esa verdad no implica que uno se dedique a ver solamente series buenas (digo, de tanta carajada que uno ve el exquisitísimo gusto pop clasemediero a veces se ve atrofiado y uno termina viendo la totalidad de How I Met your Mother y deja de lado, desde el primer episodio, Breaking Bad). Al contrario, hay que ver las que más se puedan para saber a ciencia cierta cuáles son las buenas y cuáles las malas. Solo así uno entiende que la buena televisión de hoy en día es muy inteligente y que vale la pena verla obsesivamente.  

No comments:

Post a Comment